Un cabeza de familia, una mujer que ejerce de ama de casa, tres hijos, un chico, una chica y un bebé, una mascota, e incluso el abuelo. Después de una ardua investigación se puede concretar que éste parece ser el estereotipo de familia estadounidense de los años 90’, algo que ha quedado patente en la televisión gracias a cabezas pensantes como la de Matt Groening o Seth MacFarlane, creadores de dos de las series de entretenimiento más famosas en la historia reciente de los dibujos animados. Seguramente caigan en la cuenta de que nos referimos a Los Simpson y Padre de Familia (Family Guy). Estas dos series, la familia amarilla más veterana que la Griffin, copan las pantallas de los televisores en todo el mundo, ofreciendo un modelo de familia algo peculiar a la vista de sus capítulos, pero después de comprobarlo, se puede asegurar que no distan mucho de la realidad, aunque en estos tiempos en los que vivimos hallan cambiando un poco.
Teniendo en cuenta la edad de cada serie, Los Simpson son el punto de partida. Una familia un tanto excéntrica, formada por Homer, Marge, Bart, Lisa y Maggie. Junto a ellos se encuentran dos mascotas, Pequeño ayudante de Santa Claus y Bola de nieve II, el perro y el gato de la familia, aunque en algún capítulo, el can fuera sustituido por otro con mejores cualidades. En el caso de la familia Griffin, se compone de Peter, Lois, Chris, Meg y Stewie, a los que acompaña también su mascota, Brian, aunque en realidad no ejerza como tal, ya que tiene ademanes de ser humano más que de perro. Cada uno de los miembros goza de unas peculiares características que entrañan su personalidad y son las causas de sus actos.
El padre, Homer, es un auténtico holgazán que trabaja “duramente” en la Central Nuclear de la ciudad para mantener a su familia, pero en cuanto suena la bocina, se convierte en un borracho vago e inculto que gasta las horas muertas en el Bar de Moe junto a sus amigotes, en lugar de acudir a su hogar y disfrutar de su familia. En el otro caso, Peter, prácticamente es un calco de Homer, trabaja por las mañanas y en cuanto tiene tiempo libre se incrusta en el sofá a beber cerveza y ver la tele, o se va al bar, La Almeja Borracha, a desvariar con sus vecinos a la vez que amigos. Parece algo exagerado y una falta de respeto hacia los padres ejemplares decir que es la clara imagen de la realidad, pero tampoco es que sea una imagen antagónica.
Parece que la imagen de la serie americana es un estereotipo de una familia de clase media, con un padre trabajador, un ama de casa, dos o tres hijos y una mascota, salvado las diferencias, claro está, con el humor absurdo aunque locuaz, la crítica feroz a la vez que real, la risa absurda y brillante, o la sátira ironizada que el autor o autores ofrecen en sus creaciones.
En el caso de la mujer, Marge en el caso de los Simpson y Lois en la familia Griffin, la imagen que de ellas se dan es de ama de casa, sin trabajo, que cuida de la casa y de los críos, y da un punto de cordura a la locura de su marido. También tiene un cierto toque sensual y atractivo, haciendo ver que el amor es ciego en algunos casos, o en la mayoría. El estereotipo de ama de casa que se observa en las animaciones no casa con el actual tipo de mujer trabajadora que tenemos en la actualidad.
Visto lo visto, parece que Matt Groening debe renovar sus personajes, pero viendo capítulos, existe uno en el que Marge tiene un empleo y es muy buena en eso. Por lo tanto parece que las mujeres tienen que avanzar en el tiempo en Springfield y adaptarse a la vida moderna. La realidad es que cada vez más mujeres se salen del tópico que marca este estereotipo, por lo tanto guarda relación con la realidad en el caso del cuidado de los hijos y de ser la luz que guía a la familia, pero el ser ama de casa es algo del pasado, de la época en que se creó la serie, y no estaría de más que Lois y Marge empiecen a repartir currículos.
Los hijos de ambas familias son casos diferentes. Los Simpson tienen un hijo, Bart, rebelde y travieso, que no da palo al agua en el colegio y que termina una gamberrada para pensar otra. Por otro lado está Lisa, lo contrario a su hermano, una niña estudiosa y educada, hasta punto de llegar a ser un poco repelente. La última en discordia es Maggie, pero de ella poco podemos decir salvo que no se quita el chupete y que lleva 20 años, los mismos que la serie tiene, para decir su primera palabra.
Los Griffin tienen también tres hijos. Meg, es una adolescente que tiene problemas para relacionarse en el instituto y no es que goce de un cuerpo escultural ni sea reconocida por el resto como popular, más bien todo lo contrario. Chris es un joven tranquilo que apenas tiene relación con más chicos de su edad, por lo que es algo tímido. Por último está Stewie, el bebé de la familia, de quien se puede hacer tesis si analizas su personalidad, pero en síntesis es un bebé rebelde que ya sabe hablar y que no para de trastear sin separarse de su oso de peluche.
Ambas dos, estas familias suponen la representación, algo distorsionada, del ritmo de vida de la sociedad media. Pero no solo existen estos personajes. Cada una de las dos series, tiene una maraña de personajes secundarios que se relacionan entre ellos y con los protagonistas. Los escenarios cambian y los comportamientos también, la realidad se parece por momentos a la ficción y viceversa. Las situaciones que se dan en la vida real, algunas, y otras, son tan disparatadas que tan sólo la mente de un genio podría darles cabida.
Después de todo, ambas creaciones son dibujos animados y no olvidemos que están hechos para los más pequeños, y que su relación con los dibujos es más fuerte que la que ven sus padres. Parece ser que los niños adoran a los personajes más pequeños de la serie y se identifican en ocasiones con ellos como acabamos de ver.
Por lo tanto las familias de hoy día difieren un poco de la imagen televisiva de las series americanas pero en esencia, el transcurso de los días parece no ser tan distinto de la realidad en las familias de nuestro país. Dejando atrás el humor absurdo y la crítica que entrañan las series parece que el núcleo familiar de Springfield y Quahog representa una familia normal y corriente, que goza de su día a día como buenamente puede, con sus pros y contras, con lo bueno y con lo malo, viviendo en su mundo fantástico y divirtiéndonos desde sus casas con sus aventuras y trasiegos, en los que a veces, más que menos, nos identificamos con ellos.